Carrera armanmentista

Una característica fundamental de la Guerra Fría fue la carrera armamentista, que se desató entre las grandes potencias y sus aliados. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética poseían gran cantidad de armas, muchas creadas durante el conflicto: bombarderos, tanques, cañones, portaaviones y submarinos, entre otros. En algunos casos una potencia superaba a la otra en un determinado aspecto armamentista, por ejemplo, la flota norteamericana, con sus poderoso y eficientes portaaviones superaba con creces a la soviética, en tanto que los aviones caza y los bombarderos eran superiores a la aviación militar estadounidense.


            Sin embargo, el descubrimiento de las armas nucleares acaparó la atención de los gobiernos, pues el poder destructivo que poseía, demostrado en Japón, motivó a hacerse de un arsenal nuclear capaz de hacerse desistir de cualquier ataque a una potencia enemiga. El empeño se dirigió hacia el armamento nuclear, lo más avanzado en diseño, tecnología y poder destructivo, a tal punto que el poder de las bombas lanzadas en 1945, no se comparaba con la capacidad de hacer daño que poseían las nuevas armas.
            Por el peligro al que se enfrentaba la humanidad, en caso de una guerra nuclear, se realizaron varias reuniones y se hicieron esfuerzos para detener la proliferación del arsenal nuclear, pero la desconfianza persistente entre los bloques, el presidente Ronald Reagan (EUA) propuso la idea de usar el espacio exterior, como base de operaciones en contra de usar los misiles balísticos intercontinentales. Este proyecto, conocido como “Guerra de las Galaxias”, ejemplifica el otro escenario que también fue parte de la Guerra Fría: el espacio exterior, pues la rivalidad entre las potencias también incluyó la carrera espacial. Los soviéticos llevaron la delantera pues lograron lanzar el primer satélite, Sputnik, y colocar al primer ser humano en el espacio: Yuri Gagarin en 1961, mientras los norteamericanos se afanaron para alcanzarlos, logrando en 1969, el supuesto primer alunizaje con un hombre: Neil Armstrong.
            Como vemos, la Guerra Fría se caracterizó por ser un conflicto diplomático, de demostración de poder y desconfianza mutua entre las potencias y sus aliados; que provocó la carrera armamentista que mantuvo al mundo con el temor de una nueva carrera mundial.




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